Por ejemplo, los franquiciados tienen un incentivo para poseer y operar su propio negocio, y la recompensa monetaria está directamente relacionada con los esfuerzos del franquiciado. En algunos aspectos, es más fácil para el franquiciado comprar una franquicia que iniciar su propio negocio, ya que la franquicia debe tener una marca bien establecida. Además, el franquiciador generalmente proporciona asistencia para identificar los lugares adecuados para el negocio, reduciendo así el riesgo de que la franquicia no funcione con éxito, y para establecerla de manera que esté lista para abrir el negocio. El plazo puede ser flexible, pudiendo ser tan corto como un año o no tener un plazo fijo y durar para siempre. Asimismo, el franquiciante generalmente proporciona apoyo continuo, capacitación y conocimientos, incluso de sus errores pasados, específicos de su modelo de negocios o de la capacitación general en áreas como el marketing, merchandising y la contabilidad. Comprar una franquicia es, generalmente, más económico que iniciar tu propio negocio, y si la franquicia vende bienes, el precio de compra del franquiciado suele ser más barato que si se tratara de un negocio independiente, ya que el franquiciador debería tener acceso a descuentos por volumen. Además, los franquiciados se benefician indirectamente de la publicidad de otros franquiciados y pueden protegerse de la competencia, en algunos casos dentro del grupo, según los términos de su contrato.

Una franquicia se define como un modelo de negocio en el cual un individuo (franquiciado) es dueño y opera una unidad comercial, pero bajo la marca y supervisión de una empresa más grande, generalmente a nivel nacional o multinacional (el franquiciador). En este modelo, el franquiciado, como propietario y gestor del establecimiento, tiene el privilegio de utilizar los derechos asociados al nombre, logotipo y productos de la empresa matriz. Por otro lado, el franquiciador cede los derechos de licencia de su negocio. Cuando se adquieren los derechos para establecer y operar este tipo de negocio, esencialmente se están obteniendo los derechos para aplicar un modelo y sistema de negocio ya probados, que incluyen precios, productos y estrategias de marketing verificadas.

Todas las franquicias son diferentes y, al considerar la apertura de una, los emprendedores deben tener en cuenta sus limitaciones presupuestarias y el sistema de apoyo proporcionado por el franquiciador durante la evaluación. A continuación, se presentan algunos criterios clave a considerar: Honorarios y costos iniciales de la franquicia: Evaluar los costos iniciales y las tarifas asociadas. Rentabilidad: Examinar el crecimiento de unidades en los últimos años. Analizar las tasas de éxito de nuevos franquiciados a largo plazo. Revisar los estados financieros del franquiciador, incluyendo el promedio de ventas por unidad. Sistemas de apoyo: Investigar los sistemas de apoyo implementados por el franquiciador para garantizar el éxito de nuevas ubicaciones. Compromiso de tiempo: Reconocer que operar una franquicia implica un compromiso a largo plazo y evaluar la disposición personal para este compromiso. Territorios disponibles: Verificar la disponibilidad de territorios para evitar conflictos de proximidad o falta de demanda en una ubicación específica. Reconocimiento y crecimiento de la marca: Evaluar el reconocimiento de la marca que se planea franquiciar. Considerar el crecimiento reciente de la marca, ya sea en reconocimiento o expansión. Al analizar estos elementos, se puede tomar una decisión informada sobre la viabilidad y el potencial éxito de la inversión en la franquicia seleccionada.